Caminaba sin dirección, malherida del corazón, sin ganas de vivir refugiándome en el dolor esperando por un amor que jamás parecía llegar. Pasé mil noches entre lágrimas rogándole al destino una señal. Cuanto más busqué, más sufrí, más luche, más profundo caí. Mientras más lloré no había nadie allí consolándome. Y cuando al fin de pelear me cansé, y sola en mi soledad me quedé, el cielo te envió. Te encontré, eras tú no cabían dudas. Pero después de tanto tiempo a oscuras me podía equivocar. Beso a beso me convenciste, en mi alma un jardín hiciste y floreció por fin el amor.
Valió la pena tanta espera que hoy la primavera renace en ti.
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